Usted señor gobernante! ¿Sabe usted en que situación están sus bomberos?, debería estar claro que usted es parte de esa sociedad que tanto es amenazada por el egoísmo, el interés personal y la desigualdad, no son solo estos peligros comunes, son virus que matan y llevan a provocar accidentes, incendios y cuanta emergencia pueda imaginarse, sus bomberos salen a atender estas emergencias cargados de nobleza, humildad, vocación pero sin herramientas!!!! Acaso su voluntad de hacer y ayudar es su manto protector? Acaso este hombre o mujer que es elemento de amor al ciudadano desconocido no es mortal como cualquiera? lo es, debe estar seguro de eso señor gobernante y necesita atención inmediata pues su vida peligra tanto como aquel que ha sufrido el accidente y agoniza debajo de un vehículo que volcó en la vía.
Pues se mueren sus ilusiones al no encontrar la manera de auxiliar esta agonizante existencia, por no contar con el equipo necesario y más aún se enfrenta al peligro de la vía por no contar con la protección adecuada. Usted, quien llegada la hora de elegir sonríe y se deja llevar por las palabras de necesidad de un pueblo da su visto bueno en público y ofrece cambios , no sabe que el bombero es parte de ese pueblo y necesita su mano, pero su mano sincera estrechada fuertemente bajo el sentimiento de seguridad.
Ese pobre bombero que llega a su casa después de una extenuante jornada y desilusionado porque aquel moribundo no sobrevivió al accidente, se siente culpable de no haber cumplido su misión y llora amargamente suplicando a su dios colgado en un afiche en su cuarto perdón por no salvar esa pobre alma Pero su dios no acepta su perdón, pues este sabe que el no ha sido responsable de enviar esa alma a su lado. Señor gobernante, usted disfruta su estatus sin ni siquiera sospechar que al otro lado de su opulenta sociedad exista tanta desdicha y dolor por la perdida de un ser querido. Pudo haberse salvado, comentan en el cuartel los compañeros bomberos inmersos en un mar de impotencia al ver su unidad de emergencia casi una chatarra y llena más que de instrumentos de trabajo, de pena y decepción.
Este es el momento de servir al pueblo señor gobernante, la atención que pueda darle a sus bomberos es la misma que recibirá de manos de estos los ciudadanos, pues si estos sirven mal, es que usted no sirve señor gobernante. Sea tan admirador con ellos como quiere usted ser admirado, pues se han ganado con el transcurrir de la historia el calificativo de héroes anónimos, si, anónimos, no los pierda de vista y no olvide que usted no será será siempre el señor gobernante.
Pues se mueren sus ilusiones al no encontrar la manera de auxiliar esta agonizante existencia, por no contar con el equipo necesario y más aún se enfrenta al peligro de la vía por no contar con la protección adecuada. Usted, quien llegada la hora de elegir sonríe y se deja llevar por las palabras de necesidad de un pueblo da su visto bueno en público y ofrece cambios , no sabe que el bombero es parte de ese pueblo y necesita su mano, pero su mano sincera estrechada fuertemente bajo el sentimiento de seguridad.
Ese pobre bombero que llega a su casa después de una extenuante jornada y desilusionado porque aquel moribundo no sobrevivió al accidente, se siente culpable de no haber cumplido su misión y llora amargamente suplicando a su dios colgado en un afiche en su cuarto perdón por no salvar esa pobre alma Pero su dios no acepta su perdón, pues este sabe que el no ha sido responsable de enviar esa alma a su lado. Señor gobernante, usted disfruta su estatus sin ni siquiera sospechar que al otro lado de su opulenta sociedad exista tanta desdicha y dolor por la perdida de un ser querido. Pudo haberse salvado, comentan en el cuartel los compañeros bomberos inmersos en un mar de impotencia al ver su unidad de emergencia casi una chatarra y llena más que de instrumentos de trabajo, de pena y decepción.
Este es el momento de servir al pueblo señor gobernante, la atención que pueda darle a sus bomberos es la misma que recibirá de manos de estos los ciudadanos, pues si estos sirven mal, es que usted no sirve señor gobernante. Sea tan admirador con ellos como quiere usted ser admirado, pues se han ganado con el transcurrir de la historia el calificativo de héroes anónimos, si, anónimos, no los pierda de vista y no olvide que usted no será será siempre el señor gobernante.
César Uzcátegui
Mérida- Venezuela
2 comentarios:
esta muy bien curso- vielma esperemos y le llegue asi sea por correo
el anterior
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